¡Buenas Cheatfitters!
En mi primera entrada os quiero hablar del origen de todo esto, con ello quiero referirme a lo que me llevó a pesar más de 90 kg y qué me ha llevado a contároslo, así que… ¡Manos a la obra!
SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS COMIENDO
Recuerdo esos paseos por la cocina en los que abría la nevera y cualquier cosa me venía bien: dulce, salado… Lo que fuese para calmar esa ansiedad por comer… Pero yo era bastante ignorante con lo que me pasaba…
El verdadero problema es que no sabía lo que me estaba pasando, no era consciente de que tenía ansiedad por diversos motivos, lo que me llevaba a comer cualquier cosa que me llevaba por delante, lo que sea me venía muy bien para calmarme.
Discutía con alguien, me comía una chocolatina… Suspendía un examen, me comía un bollo… Lo que fuese con tal de calmar a la bestia.
ME VEO GORDA Y COMO
Claro, era la pescadilla que se mordía la cola… Me daba verdadero asco mirarme al espejo. Una persona flácida, que se apretaba los michelines… ¿Los vestidos? Ni olerlos… Era un chorizo con tela, por lo que siempre llevaba cosas holgadas que no me marcasen ni un pliegue de grasa… Además tenía obviamente el autoestima por los suelos y ni mi conducta ni mis pensamientos me ayudaban a buscar una buena solución.
Pero en realidad todo eso era tapar la realidad, y ¿a qué conducía todo esto? ¡EFECTIVAMENTE! A mi ansiedad por comer… Me veía gorda, pues comía.
MI ANSIEDAD Y MI SUPERACIÓN
Gracias a un ataque de pánico que me ocurrió hace más o menos seis años (Sí, digo gracias, porque si no me hubiese dado ese ataque de pánico, mi vida se centraría en una zona de confort donde no me hubiese empoderado y salido adelante con mis problemas), me hizo cambiar el chip y pensar que la gordura y la ansiedad por comer era la punta del iceberg. Que lo primero que tenía que hacer era empoderarme, reforzar mi autoestima, ser más asertiva. En definitiva: quererme y respetarme… Lo demás vino solo.
MI RECOMENDACIÓN PARA LA ANSIEDAD POR COMER
Lo que te voy a decir a continuación, me ayudó a mi particularmente. Por lo que igual puede ayudarte, pero es mejor que consultes también con un especialista antes de realizar nada por tu cuenta.
Lo primero que yo hice fue ponerme en manos de una psicóloga (la mejor del mundo mundial, por cierto), quien me enseñó a manejar mis emociones, a solucionar por mí misma mis problemas y a aprender que la comida no es una vía de escape… Es algo de lo que disfrutar, pero conscientemente.
Aprendí también a distinguir lo que era hambre, de lo que eran impulsos que mi cabeza me sugería que podía comer ¿y qué hacía? Distraer mi mente, ¡Ah sí, claro Carol…! ¡Qué fácil! ¿y quién te ha dicho que lo fuera? El cerebro es un músculo que hay que entrenar como el que hace abdominales y los malos hábitos que hemos venido arrastrando desde hace tiempo son fuertes pero se pueden cambiar con constancia y fuerza de voluntad.
A mí me ayudaba mucho el hacer actividades que me distrajesen de comer cuando no debía, como salir a dar un paseo, practicar ejercicios de meditación consciente… cosas que me motivasen. También el repetirme a mí misma que lo estaba haciendo por mi bien y que el solucionar un problema comiendo algo que es perjudicial para mi salud, no me iba a ayudar.
A día de hoy me encuentro fenomenal, mi ansiedad se ha calmado más del 90%, con ello te quiero enseñar que yo soy también una persona normal con problemas, que en ocasiones siento ansiedad y la ansiedad hay que sentirla y ayudarte a ti mismo o misma a sobrellevarla.
Espero que este post te haya ayudado un poco. Como ves, acompaño este post con fotos del 2012 y actualmente, para que veas que no hay trampa ni cartón y que ¡todo es posible si lo intentas!.
¡Y te mando un abrazo muy fuerte!
Carol 🍰