Te voy a poner un ejemplo de una situación real y estoy segura que lo vas a captar a la perfección y me aventuro a decir que también te sientes identificado:
Cuando nos surge algo mal y esperábamos de entrada a que nos saliese bien, tendemos a autocastigarnos con palabras muy duras. Por ejemplo: cuando cogemos unos kilos de más porque hemos levantado la mano en las Navidades. Nos ponemos delante del espejo y decimos que qué mal nos vemos y una retahíla de piropos que no vemos el momento de parar… Te haces una ligera idea ¿verdad?
Es por ello que quiero hablarte de una herramienta que muchas veces se nos olvida y es la autocompasión para que cada día tengas más ganas de contar contigo a la hora de trabajar en tu misión de vida.
Hablarte mal no te ayudará a alcanzar ningún resultado
Hace muchos años, se estilaba: “La letra con sangre entra”. En la educación se estilaba el castigo a modo de aprendizaje. Espero que no lo hayas sufrido nunca, pero es que en la escuela predominaba el destacar aquellas cualidades negativas en vez de aquello en lo que destacabas. Si eras una persona que hablabas mucho, te tachaban de charlatán en vez de potenciar tus habilidades comunicativas para una exposición oral.
O, si por ejemplo, eras una persona más grande de lo normal y no se te daba bien el deporte, te medían por el mismo rasero que a las personas que corrían los mil metros lisos en tiempo record. ¿Y qué hacíamos nosotros? Pues claramente, sentirnos mal…
Pensábamos que aquello que estaba por encima de nosotros, en este caso alguien adulto y que te estaba instruyendo, era algo que había que respetar y que acatar. Es por ello que nos lo creíamos y repetíamos el mismo patrón para diferentes ámbitos de nuestra vida.
Pero, ¿te ha servido alguna vez el insultarte por no haber hecho bien algo? Ya sé la respuesta. Para los que dudan, yo te contesto: NO. Si actúas bajo el patrón de la autoflagelación continua por no haber conseguido un resultado esperado, no te funcionará porque estás en un círculo vicioso. Si por ejemplo: estás bajo una dieta y estás continuamente hablándote mal diciendo que si no lo consigues vas a ser una fracasada o un fracasado, te pesas y observas que no has adelgazado, te ciegas y solamente ves un resultado pero no ves un proceso de desarrollo personal. Y es por ello que la frustración te hará actuar de forma contraproducente ensañándote de nuevo en un proceso de insultos hacia tu persona que no te conducen a ninguna parte.
En mi caso, cuando tenía sobrepeso y me hablaba mal y me ponía delante del espejo para ser dura conmigo misma y que la próxima vez tenía que hacerlo mejor y claramente no tenía ningún resultado favorable y me daban más ganas de comer y más pereza tenía de hacer ejercicio.
Si no hablarías así a tu propio hijo, a ti tampoco
La clave para obtener los resultados que quieres alcanzar a raíz del fracaso, es gracias a la autocompasión.
Quiero matizar que autocompasión no es sinónimo de debilidad, sino de todo lo contrario, de persona que está viviendo su proceso y conociéndose para poder mejorar y alcanzar las metas que se ha propuesto y que es capaz de ponerse en pie cuando se ha caído en un momento determinado.
La autocompasión tampoco significa que tengamos lástima por nosotros mismos y que no tengamos nada que hacer al respecto y seguir quejándonos de lo que nos molesta desde el sofá de nuestra casa.
Si ahora tu ves a un niño que se siente mal porque no le sale una ecuación matemática o porque ha discutido con alguien, no se te ocurriría echar más leña al fuego y decirle que es un fracasado y que no va a alcanzar nada en la vida, para que recuerde la próxima vez que no le salga una ecuación o que discuta con alguien, que debe hacerlo mejor… En vez de eso, le consolarás, le dirás que te sientes a su lado, y que le brindarás tu apoyo y tu consejo para que se sienta mejor y que aprenda a resolver su experiencia negativa, a raíz de una experiencia positiva como es tu consuelo.
Tampoco creo que si ves a un familiar que lo está pasando mal porque ha tenido una ruptura amorosa, no le dirías que nunca, jamás, va a encontrar a nadie en la vida porque le deja todo el mundo…
Entonces, déjame que te haga una pregunta: Si jamás se te pasaría hablarle así a nadie, ¿por qué sí lo haces contigo?
Aquí es de donde parte la autocompasión. Como te he dicho antes: si estás continuamente enfocándote en lo negativo, seguirás toda tu vida como en una noria sin encontrar la solución a tu problema, seguirás encontrando el mismo problema en situaciones diferentes, y te seguirás castigando…
Es por eso que el primer paso de la autocompasión es que ahora mismo cierres los ojos y te imagines a ti mismo de pequeño y que te coges en brazos, como adulto que eres, y que te llenes de energía diciéndote: “tranquilo, estoy aquí contigo”. Te aseguro que sentirás amor por ti y que sentirás la calidez y la energía que necesitas para ponerte a trabajar.
La autocompasión trata del proceso, no del resultado
En los casos en los que somos injustos con nosotros mismos simplemente tenemos en cuenta el resultado, pero no tenemos en cuenta el proceso. Puede ser que hayamos estudiado mucho, incluso que lo hayamos compatibilizado con el trabajo, con el cuidado de la familia, pero solamente nos hemos fijado en que hemos suspendido y que no vas a ser nadie si no apruebas ese examen tan importante, que quizá en otra ocasión lo puedes aprobar.
La autocompasión te enseña a tener en cuenta el contexto por el que has pasado y tengas herramientas para afrontar las dificultades y otras situaciones en el futuro. Esto sí que es un resultado, sobre todo para tu desarrollo personal. Y para que lo entiendas mejor te voy a poner un ejemplo personal: cuando yo tenía mucha ansiedad, me sentía muy fracasada, me trataba muy mal a mí misma y me culpaba porque tenía que sentirme bien, me parecía que era muy disfuncional lo que estaba sintiendo y que no me ayudaba nada a estudiar, ni a socializar con la gente porque pensaba que era un bicho raro para los demás.
Ahora que miro con perspectiva a aquella chica de 20 años que tenía tanto miedo, le digo que ha sido una valiente y que gracias por haber tenido ansiedad por mí, ahora que tengo 27, porque de no haber sido así, no soy lo que soy ahora: una persona que está aquí para ayudarte a ti, que estás leyendo esto. La autocompasión hacia mí misma, cuando tenía 19-20 años me ha servido para aprender qué es lo que quiero ahora, saber que en caso de dificultad voy a saber solventar la situación lo mejor que sé y que cada fracaso es un triunfo para poder aprender.
Esto es lo que tienes que tener en cuenta: que cada cosa que salga en contra de tu voluntad, es una oportunidad de aprendizaje. Que si has suspendido un examen, o has tenido un problema con alguien, no significa fracaso, sino que la vida te ha dado una oportunidad para mejorar.
La autocompasión te ayuda a tomar la decisión correcta
Finalmente, ahora que ya tienes claro cómo debes tratarte cuando sientas que el fracaso ha llamado a tu puerta, es hora de ponerte manos a la obra.
Y es por ello que ahora que sabes que tienes que tener en cuenta el contexto que te ha acompañado en ese momento determinado, puedes saber cómo puedes mejorar desde la autocompasión. En el caso del examen, que hablábamos anteriormente: si por ejemplo tenías a tu cargo un montón de responsabilidades, además de que sabes que eres una súper persona por poder compatibilizarlo, puede ser que ahora caigas en que puedes delegar el cuidado de los familiares en una ayuda externa. O te des cuenta de que has estado insistiendo en estudiar algo que no te sirve… Quién sabe… Tienes que ser tú la persona que evalúe cómo te sientes al abrazarte y preguntarte qué es lo que quieres hacer para mejorar tu situación.
Autocompasión y Flores de Bach
Como ya sabes, me gusta aconsejarte una esencia Floral del sistema de Bach como complemento al trabajo interior de desarrollo personal que estás realizando.
Esta vez, la Esencia que he escogido para que sientas tu propio perdón y que hagas las paces contigo. Además verás que a pesar de que cometas errores, porque eres humano y como yo, también lo haremos, los considerarás de una forma objetiva y verás que estos errores pertenecerán a tu historia y que te harán crecer como persona.
Como siempre te aconsejo: en un cuenta gotas de 30 ml vierte 2 gotas de la Esencia Floral de Pine, que lo podrás encontrar en herbolarios, tiendas ecológicas y en algunas farmacias especializadas. El resto lo rellenarás con agua mineral hasta el final del frasco. Deberás tomarlo 4 gotas durante 4 veces al día, siendo la primera vez al despertar y la última, antes de acostarte.
Si te apetece ampliar más sobre cualquier tema de Desarrollo Personal, Coaching o Flores de Bach puedes también encontrarme en mi Instagram @cheat_fit donde doy pequeñas píldoras para que mejores tu día a día. También puedes seguirme en mi podcast #CambiatuChipconCheatandFit donde, en cada episodio, comparto contigo claves rápidas para que alcances el éxito personal.
Foto de portada: Photo by Jared Rice on Unsplash