¿Te ha pasado alguna vez que te has arrepentido por ayudar a los demás? Y déjame adivinar: te has sentido súper culpable por un lado: porque piensas que no debías de haberlo hecho y por otro lado porque lo has hecho mal ¿me equivoco? Pues hoy comparto contigo cómo puedes hacerlo sin que caigas rendida después:
Primero usa tú la mascarilla
Cuando vuelas en el avión, la tripulación te hace una demostración de cómo debes utilizar la mascarilla y concretamente cómo la debes de utilizar si vas con un niño que no la puede utilizar por sus propios medios ¿te has fijado?
Si te das cuenta, la primera persona que debe de utilizarla es su madre o su padre porque si a la persona que le acompaña le falta el oxígeno, no podrá ayudar al bebé.
Pues eso mismo es lo que tienes que hacer tú, para ayudar a los demás. Primero tienes que ayudarte a ti misma, para después entregarte de la forma que tú quieras y decidas, a los demás. A lo mejor quieres ayudar por ejemplo, con una cantidad más pequeña de dinero
Descubre tus herramientas personales
Conócete para poder ayudar a los demás
A lo mejor la ayuda que precisa una persona de tu alrededor, no es la que tú le puedes aportar. Para ello, necesitas, como te he dicho antes hacer un trabajo interior de desarrollo personal, para poder luego, decidir si ayudas o no a esa persona.
Tienes que conocer tus herramientas interiores, tus conocimientos, tus circunstancias, etc. para después poder decidir si puedes ayudar a los demás. Si no puedes hacerlo, no pasa nada, no tienes que ser una toda poderosa que lo tengas que saber todo, tener todo el dinero del mundo, tener ganas, etc. para poder ayudar siempre.
Imagínate que alguien te pide ayuda a hacer algo de lo que no tienes ni la más mínima idea y aún encima ni te apetece hacerlo… Pues es hora de que te respetes a ti y a tus ideas, valores, gustos, circunstancias… Si ayudas a esa persona en contra de tu voluntad, estás faltándote el respeto y encima será peor, porque no tienes los medios para hacerlo, te frustrarás y te culpabilizarás por haberlo hecho y porque has malgastado tus recursos: tiempo, probablemente dinero, energía…
Pon límites
Ayudar a los demás no significa que tengas que ser una máquina expendedora que pueden obtener de ti lo que quieran y en el momento en que ellos quieran.
Por ello, es mejor que pongas límites desde el principio y por eso te he dicho al principio, que cuando hayas construido firmemente tu sistema de valores y te respetes, será cuando puedas decidir si quieres ayudar o no a los demás. Cuando hayas decidido si quieres o no hacerlo, te sentirás tan alineada con la decisión que no te sentirás culpable por haberlo hecho.
La persona que te pone sobre las cuerdas para que le ayudes, es una persona que no te está respetando. La persona que no entiende que no le puedes ayudar o que no es el momento, no merece que le ayudes, así de claro. Y siento ser tan sincera contigo, pero es la verdad.
Tuve una época en la que todo el mundo me pedía que le ayudase. Me sentía súper involucrada en los problemas de los demás. Cuando no tenía la respuesta a sus problemas, me frustraba porque sentía que debía de hacerlo. Una vez una persona me dijo una cosa muy sabia: “Eres una piscina, y todos te piden vasos de agua… Estás agotando tu reserva de agua. Cuando tú pidas agua a los demás igual, no tienen tampoco…” Esto me hizo reflexionar sobre quién merece mi agua y quien no.
Si tienes que decir que NO, dilo…
Ya te he mencionado en otras ocasiones, que la mejor aliada en estos casos es la asertividad. Con esta herramienta estás diciendo lo que piensas desde un punto de vista personal y respetuoso. No significa juzgar el comportamiento de los demás, ese es su problema. Significa que estás hablando de ti, de cómo te sientes y de una situación en la que las dos partes ganen: quiero decir que tú te sientas bien por haber dicho que no y que la otra persona no se sienta mal porque le has dicho que no de malas maneras.
Con esto te quiero decir una vez más que no estás obligada a ayudar a los demás. Es cuestión de mantenerte acorde con lo que piensas, con lo que sientes y no significa contentar al resto, pasando de largo tu voluntad.
Espero que te sientas un poco más aliviada y que ayudes, pero de una forma saludable.
